Guatemala. El COVID-19 ha venido a mostrarnos cuán vulnerables somos, tanto en temas de salud como en temas de control migratorio y seguridad. Y no solo referente a personas, también respecto al paso no regulado de mercadería en puntos fronterizos.

Esta vulnerabilidad disminuye las posibilidades de alcanzar el éxito en la lucha que el Gobierno de la República ha declarado frontalmente a la pandemia del COVID-19. El riesgo de contagio se acrecienta porque las redes criminales han aprovechado la situación de la pandemia para ingresar de manera desmedida productos ilegales como alimentos, bebidas carbonatadas, azúcar, licor, cigarrillos, entre otros, generando un foco de mayor riesgo por varias razones: 1) fortalecimiento del crimen organizado a través del incremento en sus ingresos generando mas violencia, trafico de drogas y otras acciones criminales; 2) paso descontrolado de los contrabandistas, muchos de ellos infectados con Covid-19 o con un alto riesgo de estar infectados; 3) menos ingresos para el Estado en impuestos que tanto requiere para atacara la pandemia. Actualmente muchas empresas y trabajadores han dejado de recibir ingresos y esto implica una reducción considerable en la recaudación, el contrabando no paga impuestos, pero si paga al criminal.

Estadísticas compartidas por la Cámara de Industria de Guatemala contenidas en un estudio elaborado en 2019 por Central American Business Intelligence, señalan a México como el punto de origen de un contrabando valorado en 4,000 millones de dólares, las pérdidas fiscales que conlleva, la disminución de oportunidades para la generación de fuentes de empleo y principalmente, la vulnerabilidad en la salud de los guatemaltecos.

Un documento publicado por ASIES en 2014, señala que 11 de los 15 productos con mayor incidencia de contrabando son de ingesta humana, incluyendo medicamentos, lo cual en esta época de la pandemia COVID-19 ponen en mayor riesgo la salud de la población guatemalteca, especialmente en los departamentos por los que ingresan al país.

El reporte “EOS” desarrollado por KPMG, reveló que en 2018 el consumo de cigarrillos ilegales en países seleccionados de América Latina y Canadá se incrementó a un 22%, mostrando un claro crecimiento respecto al 17% del 2016. Para los gobiernos de la región, la pérdida en la recaudación de impuestos a causa del comercio ilegal de cigarrillos alcanzó los 6 mil millones de dólares americanos.

Para el caso de Guatemala, el consumo de cigarrillos ilegales se incremento del 23% en 2016 al 33% en 2018, representando una pérdida estimada en la recaudación de impuestos de 218 millones de quetzales.

El Ejercito de Guatemala lista 88 puntos fronterizos no controlados, en los cuales ha puesto especial énfasis de vigilancia debido al estado de calamidad en que nos encontramos por el Coranavirus. Coordinar esfuerzos interinstitucionales para el control del contrabando y el fortalecimiento del comercio formal en los departamentos fronterizos con México, El Salvador, Honduras y la zona de adyacencia con Belice, debe ser prioritario para combatir en otro flanco importante, a la pandemia del COVID-19. Lo que hoy vemos en Malacatan San Marcos, en cuanto a los contagios de Covid y su relación con el contrabando, lo veremos replicado en las otras fronteras y zonas de adyacencia si no se actúa a la brevedad.

Fuente. Periódico Digital Centroamericano y del Caribe